viernes, 28 de marzo de 2008

Abuso Sexual Infantil

Por Lic. Ma. laura Muzzalupo y Lic.Luciana Merkt


Recordemos que el niño es utilizado como medio para la satisfacción sexual del abusador. Para ello es colocado por éste en un papel sexual adulto. Así, por ejemplo, un padre actuará con su hija como si ésta fuera su esposa








Entendemos por abuso sexual infantil a toda situación de violencia sexual, ejercida por un adulto hacia un niño menor de dieciocho años, en condición de indefensión. En dicho contexto de maltrato, el único y principal propósito del abusador es su propia gratificación sexual. Esta situación es de mayor gravedad si se tiene en consideración que el niño deposita su plena confianza en aquél.
Un aspecto muy importante a destacar en este escenario, es la condición de poder que ejerce el adulto sobre el niño abusado. En este sentido, es indudable que el factor fundamental que convierte al acto en abusivo es el uso de una coerción, ya sea en modo implícito o explícito.
De modo que subyace en toda situación de abuso una relación de poder-dependencia, cuya base fundamental es la confianza que el niño brinda al adulto, puesto que, en la mayoría de los casos, el abusador no resulta ser una persona extraña al niño, sino y por el contrario, un integrante de su núcleo familiar directo: en mayor índice, padres, padrastros, abuelos, hermanos o hermanastros, primos, tíos, etc., y en menos casos, madres, tías, hermanas. Desde el sentido común, suele confundirse al abuso sexual con la violación. Sin embargo, es importante destacar que ambos no son sinónimos, puesto que, mientras el primero supone una situación de carácter crónico y progresivo, la segunda puede constituir un hecho aislado, pero no por ello menos traumático.
Por otra parte, la violación implica un hecho de violencia sexual, en el cual el factor preponderante es la penetración, a través de distintos medios. El abuso sexual, si bien en ciertos casos involucra el coito entre niño y adulto, también puede presentarse bajo otras formas, tales como: el tocamiento de las partes genitales, sexo oral, manoseo del niño al adulto y a la inversa, exhibicionismo, voyeurismo (espiar a la víctima u obligarla a ser espectadora de encuentros sexuales entre adultos), juegos sexuales, expresiones verbales con alto contenido sexual dirigidas al niño, entre otras tantas.
Dentro del ámbito escolar, también pueden generarse situaciones de este tipo como, por ejemplo, alumnos que son víctimas de abuso por parte de otros niños mayores, en los baños del colegio.
Entonces, toda violación es un abuso, pero no todo abuso es una violación.
Ahora bien, como se había señalado anteriormente, el abuso sexual constituye una situación de carácter progresivo y crónico. Un hecho aislado no cumple con el requisito para ser catalogado como abuso; por el contrario, la característica fundamental es que se trata de una vivencia displacentera que se sostiene en el tiempo. En este sentido, reafirmamos que no se trata de un único acto, sino de un proceso compuesto por fases de duración variable y flexible, no estancadas.
En primer lugar, la conducta del abusador se caracteriza por poseer un cierto grado de sutileza que le es propio y, a través del cual, se irá acercando lentamente al niño. Como ejemplos de esa manera particular de proceder, podemos citar los siguientes: Irrumpir en el cuarto del niño cuando se está vistiendo y hacerse el "desentendido" en relación con ese atropello; entrar al baño mientras el niño se ducha, argumentando que necesita hacer uso del mismo; revisar la ropa interior de las niñas; querer, sospechosamente, participar del grupo de amigos, hacer participar al niño de juegos que involucran el roce de los cuerpos, como elemento principal, etc.
Todas estas intromisiones encubiertas a la intimidad del niño van acompañadas de "pseudo" demostraciones de afecto, contención y protección por parte del adulto, conductas que hacen que el niño las considere cotidianas y normales, al mismo tiempo que le brinda a su abusador su entera confianza. Esta primera fase que hemos caracterizado recibe el nombre de "Acercamiento o Seducción".
El segundo momento se caracteriza por la "Interacción Sexual" propiamente dicha, lo cual, como señalamos anteriormente, no necesariamente supone penetración. Aquí el adulto se vale de palabras y miradas que paralizan al niño, lo dominan y le generan temor, al mismo tiempo que utiliza el tacto para vulnerarlo y apropiarse de su cuerpo.
La próxima y tercera fase es la denominada "Secreto", la cual constituye una de las precondiciones del abuso, junto con la desprotección del niño. Simultáneamente al desarrollo y la puesta en acto de la fase previa, el niño es amenazado por el adulto a través de frases, tales como: "No te van a creer", "si se lo contás a mamá, no te va a querer más y te vas a quedar solo", "si se entera alguien de esto, algo malo le pasará a tu mamá y a tus hermanitos", entre otras. Como consecuencia, el niño se aferrará a mantener en secreto lo vivido, como medio de salvación frente a la amenaza de perder el amor de su familia, lo cual le resulta más intolerable que el acto abusivo en sí mismo.
La cuarta y última fase es la "Revelación", en la cual la situación de abuso es descubierta y denunciada, en la mayoría de los casos, por un tercero, pero no siempre por el propio niño. Es aquí donde la escuela debe jugar un papel importante, puesto que, a partir de lo sancionado en la Ley de Violencia Familiar, se ve obligada a denunciar toda situación de violencia, incluido el abuso de menores. Sabemos que esto no siempre es posible, pero es importante que sea tenido en consideración.
Ahora bien, estas cuatro fases que hemos caracterizado conforman el llamado "Síndrome de Acomodación del Abuso Sexual", síndrome que le permite al niño soportar vivencias de abuso reiteradas, sin que haya manifestación de indicadores psicológicos o de comportamiento que influyan negativamente en su adaptación social o en su rendimiento escolar.
No obstante, cuando este síndrome de acomodación no resulta suficiente y la situación se torna intolerable, sobrevienen estos indicadores que, anteriormente, parecían no existir.

¿Por qué el síndrome de acomodación deja de ser efectivo?
El abuso sexual produce inevitablemente un trauma que, como tal, quiebra el equilibrio psíquico y emocional del niño, necesario para su salud mental. Cuando esto sucede, surgen profundos y duraderos cambios que afectan al cuerpo, a las emociones y al comportamiento en general.
La posibilidad de que el trauma afecte dicho equilibrio reside en la imposibilidad de la víctima de poder ponerle palabras a semejante desborde emocional que dicha circunstancia displacentera genera. El trauma es una experiencia abrumadora, que impacta psicológicamente en el niño, lo deja vulnerable y sin posibilidad de controlar la situación.
Simultáneamente al quiebre de dicho síndrome, puede acontecer la revelación del abuso. En el caso de que sea el niño quien pueda hablar de lo que está atravesando, esto puede darse como consecuencia de un acto de venganza de éste hacia el abusador. Sin embargo, es importante destacar que, luego de haber revelado su situación, puede ser que el niño se retracte frente a su propia acusación y manifieste que nada de eso ha ocurrido. Subyacen en tal actitud, los temores y las amenazas que recibía cuando el adulto le exigía mantener el secreto.
Remitiéndonos ahora al ámbito escolar, ¿qué puede hacer el docente frente a la sospecha de que algún alumno es objeto de tal maltrato?
En primer lugar, es fundamental no descuidar y prestar atención a los siguientes indicadores comportamentales y psicológicos que algún niño pueda manifestar dentro del aula:
- Cambios bruscos de comportamiento: por ejemplo, el pasaje abrupto del total retraimiento a la hostilidad.
- Llanto inexplicable.
- Temores sin fundamentos que lo llevan a una dependencia extrema.
- Resistencia a regresar al hogar.
- Dificultades en el aprendizaje, como resultado de la profunda dificultad para la concentración y el sostenimiento de las tareas curriculares.
- Evitación compulsiva de los otros adultos.
- Excesivo conocimiento en relación a las características de la vida sexual, no acordes con su etapa evolutiva.
- Conductas masturbadoras compulsivas.
- Enuresis, encopresis.
- Juegos llevados a cabo por los niños mismos, o a través de muñecos con un alto contenido sexual, como, por ejemplo, representar una escena sexual entre muñecos, desvestirlos abruptamente y tocarlos con impulsividad.
Será entonces importante que, frente a dichos indicadores, los maestros y directivos de la escuela puedan ponerse en contacto con la familia del niño, a los fines de "recolectar" información más detallada acerca del lugar que ocupa éste en su contexto familiar.
Al mismo tiempo, no hay que dejar de lado que lo característico del perfil del abusador es, precisamente, que no muestra ningún indicio evidente que lo revele como tal. Por el contrario, muchas veces se trata, por ejemplo, de padres amables, preocupados por el "bienestar" y el cuidado de sus hijos, interesados por el buen rendimiento escolar, entre otras cosas, nada de lo cual lleva a pensar en él como posible abusador del niño.
En segundo lugar, frente a indicadores más firmes y evidentes, es indispensable que intervengan los profesionales del Equipo de Orientación Escolar para evaluar los pasos a seguir y, en caso de sospechar que se trate de una situación grave, realizar, conforme a la ley, la denuncia correspondiente.
Para concluir, tenemos en cuenta lo difícil que resulta para el maestro enfrentarse a circunstancias como las que acabamos de describir. Sabemos que hasta los docentes reciben acusaciones de este tipo, si tocan a los niños o los llevan al baño.
No obstante, lo que puede hacer el maestro es estar alerta frente a la posible aparición de conductas como las que señalamos con anterioridad, con el fin principal de prevenir males peores y, en caso de que esos males ya estén presentes, con el objetivo de proteger al niño de seguir siendo violentado en su intimidad y traicionado en su confianza.

2 comentarios:

  1. Me pareció muy interesante la nota, creo que está muy bien enfocada y con mucha seriedad, tal como se lo merece un tema de este estilo. Espero seguir encontrando acá notas tan buenas como esta.
    Sigan así
    Lucía

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  2. Me encantaria encontrar esta página actualizada y renovada con otros temas...se quedó en el tiempo.
    Deseo que la gente responsable de este blogger lea los comentarios de que dejamos.De lo contrario pierde sentido dejar ideas...llenado espacio, sin resultados.
    gracias
    Docente

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