viernes, 23 de mayo de 2008

El verdadero sentido de los límites

Por Lic. María Laura Muzzalupo y Lic. Luciana Merkt


El docente, al recuperar el verdadero sentido de lo que el límite es y supone, posibilitará su genuina transmisión en los niños, durante el transcurso del proceso de enseñanza – aprendizaje. Invitamos al lector a imaginarse una situación práctica como la siguiente:
Imagínese un viajante que comienza a transitar solo por una larga ruta, cuyo final es desconocido para él. Para caminar sólo cuenta con sus piernas; nada ni nadie lo acompaña en el trayecto. Al costado del camino, no hay señalización alguna que indique de qué manera y por dónde llegar a destino. No hay carteles que lo guíen; el paisaje que observa es desierto, compuesto de árboles, pasto, el sol y la luna.
El viajante continúa caminando…
¿Qué sensación le despierta imaginarse andando en una ruta desconocida y sin rumbo aparente?
El niño es traído al mundo por otros, y así deberá empezar a caminar un largo recorrido: su crecimiento. Al igual que el viajante que recorre un paisaje desconocido, el niño transitará su desarrollo evolutivo cargado de vivencias nuevas y, por lo tanto, desconocidas por él, generadoras de múltiples sensaciones, tales como: placer, angustia, desconcierto, etc.

¿Qué es lo que orienta a este niño-viajante en su caminar?
Volviendo al ejemplo de la ruta, para llegar al destino, es necesario que algo funcione como guía, y, en este caso, serán los carteles señalizadores a orillas del trayecto los que indicarán por dónde seguir. Su función será no sólo ofrecer rumbos alternativos posibles, sino también prevenir posibles riesgos, prohibiendo otros.
Los límites son, al crecimiento y al aprendizaje del niño, como los carteles a la ruta del viajante. El límite es la transmisión de una prohibición de algo que no se debe o no se puede hacer, pero que, al mismo tiempo que sanciona, abre otras opciones, a las cuales sí se permite acceder. El límite es un "no", pero también es un "sí", y quizás sea esto lo que resulte difícil de transmitir. Para que dicha ambivalencia no se torne problemática, a la hora de poner los límites, es necesario tener en cuenta dos características inherentes a los mismos.

El límite debe ser:
• Determinante: porque debe estar acompañado siempre de un argumento o explicación ("esto no se puede por esto"), que evite caer en el autoritarismo del "no porque no". Este último es generador de angustia en el niño, puesto que lo paraliza frente a una prohibición que no le abre alternativas posibles a su conducta. En el ejemplo del comienzo, es como si el viajante se hallara frente a una señal que le impide el paso, pero no encuentra otras indicaciones. ¿Puede dirigirse hacia algún lugar, o se ve obligado a detenerse sin saber adónde ir?
En los niños, la angustia se manifiesta como rebeldía frente a la autoridad del docente, cuando éste impone un límite que "castiga" y prohíbe sin dar ninguna otra opción. "No porque no" anula la ambivalencia como característica fundamental de la norma, produciendo un estado de estancamiento frente al cual el niño se intenta rebelar, originándose un círculo vicioso: al "no porque no" del maestro, el alumno responde "sí porque sí", y así indefinidamente.
• Claro y coherente: el límite debe ser comprensible para las posibilidades intelectuales del niño. El docente deberá utilizar, como herramienta de fundamentación, palabras y frases, cuyo contenido sea coherente y lógico con las reglas disciplinarias que rigen la dinámica interaccional dentro del aula. En la medida en que la norma sea clara y entendible, es orientadora en lo desconocido que resulta el pasaje por las diferentes etapas de crecimiento.
Las pautas transmitidas, al ser orientadoras, permiten enmarcar y contener la energía utilizada por el niño, para llevar a cabo una de las actividades psíquicas fundamentales: la exploración del mundo circundante.
Una de las funciones vitales del aparato psíquico es comenzar a conocer y dar sentido a lo que resulta, en un primer momento, indescifrable.

Para llegar a ese conocimiento, se requiere investigar aquello que rodea al niño. La ansiedad que origina ese proceso lo lleva a no tomar conciencia de los riesgos, limitaciones, posibilidades e imposibilidades inherentes al medio. Será otro adulto (padres, maestros) aquél que deberá transmitir el marco que funcione como contención a dicho desborde de energía. Los límites jugarán aquí un papel fundamental, en tanto no sean producto del "capricho" adulto, sino en tanto se constituyan en la posibilidad de apertura a nuevas alternativas.
¿Cómo se observa esto en el aula? Tomemos un ejemplo.
Sabemos que es constante la utilización de "malas palabras" y expresiones que aluden a lo sexual, a la manera de insultos e injurias entre los compañeros de curso. Frente a esto, el maestro se ve en la obligación de impartir una prohibición a tal desborde, por ejemplo, apartando al niño del aula o, en un caso más grave, haciéndole firmar un acta al modo de sanción disciplinaria.
El uso de este lenguaje "obsceno" es manifestación de la angustia y de la ansiedad que despierta en el niño el desconocimiento de lo sexual, propio de su etapa evolutiva. El "no" que todo límite comporta se refleja en dicha sanción; no obstante, es importante que sea sucedido por la apertura de un espacio de diálogo, en el cual lo desconocido pueda ser explicado y, así, cobrar un sentido para el niño.
Es este espacio, junto con las estrategias que el docente emplee, el que brindará un marco de contención al desborde que el no saber genera. Ahora bien, pensando en la actualidad que nos atraviesa dentro del aula: ¿de qué hablamos cuando le pedimos al maestro autoridad para poner límites?
El grupo social primario es la familia. De allí parten valores, creencias, permisos, prohibiciones, ideologías, costumbres, etc., que definen la estructura psíquica familiar y funcionan a la manera de herramientas, de las que se apoderará el niño para investigar y conocer el mundo. Los padres son quienes tienen la responsabilidad de transmitir las primeras pautas de convivencia. Son estas últimas, en la medida en que son interiorizadas por el niño, las que posibilitan el pasaje de un grupo endogámico (la familia) a la escuela, como primer grupo exogámico. La función del docente no debería ser la creación de estos límites, sino la promoción de un ámbito donde las diferentes pautas convivan armónicamente y adquieran complejidad.
El encuentro de la diversidad que dichas normas implican es generador de conflictos entre los niños. Estos conflictos ejercerán influencia en la dinámica interaccional dentro del aula. Es esperable que el maestro, a través de diferentes estrategias pedagógicas, pueda darle un cauce al entrecruzamiento de dichas pautas. Pero encauzar y crear no son sinónimos.
En la actualidad, la escuela se enfrenta a un marcado déficit en la transmisión de valores y de normas dentro de la familia. Como consecuencia, los padres tienden a relegar dicha función en la figura y autoridad del educador.
De modo que este último se encuentra "sin límites" que definan su verdadero rol, el cual se ve desbordado porque no sólo debe hacerse responsable por guiar el proceso de enseñanza – aprendizaje, sino que también debe hacerse cargo de suplir una función parental, que no le debería ser propia, pero lo es.

Una de las funciones vitales del aparato psíquico es comenzar a conocer y dar sentido a lo que resulta, en un primer momento, indescifrable

Es importante que el docente pueda reconocer sus propios límites, para enmarcar su rol en la institución escolar. Para no quedar en la posición del viajero que camina en la ruta sin señalización, es necesario que realice un trabajo interdisciplinario para abordar esta problemática. Como se ha dicho en los párrafos anteriores, el límite comporta opciones. Frente al "no poder" de lo que, en realidad, no le corresponde, el maestro debería poder hacer uso de un abanico de posibilidades: entre ellas, el contacto y el trabajo directo con el EOE, el armado conjunto de talleres preventivos – promocionales, dirigidos a toda la comunidad educativa, en los cuales se pueda discutir esta temática y, finalmente, consultar al profesional correspondiente cuando la situación lo requiera. Para concluir, es a partir de aceptar los propios límites que se es capaz de transmitirlos a otros. En la medida en que la escuela reconozca hasta dónde debe intervenir, es que podrá señalarle al alumno hasta dónde puede actuar.

1 comentario:

  1. The Best Casino Sites in Nigeria With the Right Bonuses
    Live Casino is a brand new online gaming company that has entered the market. Read all about the first luckyclub casino site on this page. Get up to C$500 in

    ResponderEliminar